viernes, 14 de diciembre de 2012

MIGUEL

                                                                                             

Lo conocí en una casilla, a unos cien metros de la hacienda  principal, donde vivía el encargado o capataz y su familia, también el jardinero, pues la hacienda tenía un jardín impresionante y necesitaban un ayudante pues no daba abasto con toda la faena diaria, para mantenerlo. Corrian los años sesenta y tantos, yo tenía que incorporarme dentro de dos años para cumplir el servicio militar, para ganar algún dinero y no pasar muchos apuros durante el periodo de mili, empecé a trabajar después de acabar mis pocos estudios . Miguel vivía solo en la casilla, era un hombre muy educado y atento,  leía libros de autores portugueses y alguna que otra novela de Marcial Lafuente Estefanía, media aproximadamente un metro ochenta, siempre estaba muy aseado, parco en palabras pero muy atento, sus ojos eran muy vivarachos y de su boca salía una sonrisa poco espontanea y muy socarrona, su acento muy castizo del suroeste y su voz era bronca abusando mucho de la z, calzaba una botas de cuero con una herradura en las puntas para evitar su desgaste,era un jornalero ejemplar nunca tenía una mala contestación para nadie, su poco pelo ya cano siempre peinado,  sus ropas ajadas pero limpias, nunca iba al pueblo y la lavaba en un baño de lata estañado, llenándolo de agua del pozo del patio, apoyándose en el brocal y tirando de una  soga de cáñamo con ayuda de un carrillo, el cual siempre engrasaba con un aceite rancio, sacaba la cuba media de agua , pues esta se perdía por unos agujeros  de su vejez, siempre esperando al latonero que pasaba de año en año, para remacharla. Los recoveros le vendían  tocino serrano de beta, chorizos,  morcilla, huevos y productos de huertas, comentando el que lo que más le gustaba era los huevos fritos con pimientos y chorizo que cocinaba en un perol muy tiznado por fuera pero muy limpio por dentro, era muy educado. Algunas tardes principalmente a ultimo del verano, se le veía con una caña cuya punta tenia forma de pararrayo cogiendo higos chumbos de los péncales que rodeaban el jardín, los depositaba en el suelo y los barría con una escobilla de clavellina, para quitarles la espinas.  Un dia vi al capataz entregarle un documento, pregunte al manigero lo que había observado y me comento que aquel papel era para poder ir a ver a su familia, se trataba de un salvo conducto, pues él estaba desterrado, y para poder viajar tenía que llevarlo, no tenia medio de locomoción, el dia que salió de viaje vestía un traje de pateen con una camisa blanca y el cuello arrugado por falta de almidón, corbata gris pues quizás era la unica que tenia, muy rasurado, se despidió” hasta la semana que viene”  averigüe que esto se lo concedían una vez en el año, volviendo siempre a su trabajo. Una tarde estando yo faenando en el jardín vi llegar un camión cargado de sacos de plástico rojo llenos de abono,  me llamo el capataz, para que ayudase a descargarlos en la casilla donde paraba Miguel y me ayudase, cuál fue mi sorpresa que se quedaron mirándose uno a otro exclamando ¿tu eres fulano? el otro contesto ¿y tu setano? Se dieron un abrazo yo me aparte un poco mientras ellos hablaban, cuando acabamos de descargar el camión se despidieron, montándome en el vehículo pues tenía que pasar por la hacienda,  le pregunte al camionero que si conocía a Miguel, el cual me comento que le debía mucho pues fue su teniente coronel en la republica, yo lo dude. Me incorpore al servicio militar, sin tener más noticias de él. Al cabo de los años un dia subiendo por el arco de la puerta de Sevilla,  me lo encontré nos saludamos eufóricamente, lo observé,  vestía muy elegante, con un tirolés abrigo largo de buen paño camisa blanca con cuello duro y zapatos negros muy limpios, le pregunte a que se debía aquel cambio a lo que me contesto que el gobierno le había concedido  pasarle una pensión de jubilación como teniente coronel. Después de escribir estas líneas he recordado que en cierta ocasión me comento que en una hacienda cercana se había montado hacía muchos años el primer molino experimental de aceite de Andalucía. Un dia por curiosidad pase por la hacienda y de cara a la puerta principal a mano derecha en un recinto con una puerta muy alta de arco, en su interior en el muro izquierdo allí está la placa de mármol  que da fe de la inauguración del molino por el rey Alfonso  XIII, no recuerdo el año, anotado en la placa. Los años pasaron y  nunca más he tenido noticias de él, si vive felicidades, si ha muerto en su lapida pondrá aquí yace un hombre bueno.






POR : EL ALCARAVAM COMÍ.


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