lunes, 30 de marzo de 2015

LA TUMBA DE SERVILIA ( PARTE 4 )



Un muro, levantado en magnífico opus quadratum de grandes sillares tallados en la misma piedra del Alcor, refuerza la pared meridional del patio y la estancia cuadrangular abierta en ella; al pie de los muros de esta última corre un banco de largos y estrechos sillares superpuestos. Al fondo de la galería inmediata a la entrada de la tumba, un pasillo corto y de trazado irregular, con umbral y huellas de la puerta que lo cerraba, conduce a una espaciosa estancia tallada en la roca, que, a modo de vestíbulo, precede a la cámara funeraria, esta última sorprendentemente pequeña. Las atrevidas formas de la mencionada estancia y su considerable amplitud, hacen de ella un monumento de excepción en la arquitectura funeraria romana 9. Consiste en una cúpula de 4,20 metros de altura con poderosos nervios de sostén anclados al suelo (Lám. XX); para ampliar el espacio disponible fue ahuecada la roca entre los nervios, desde media altura, obteniéndose con ello un ambiente complejo integrado por un núcleo circular y tres departamentos adosados de forma trapezoidal. Tan ingenioso procedimiento permitía la ampliación propuesta sin merma excesiva para la solidez de la construcción. En lo alto de la cúpula un óculo de unos 50 cm. de diámetro pone una nota característica de la arquitectura romana, tan inclinada a esta solución de luces cenitales. La proyección de la cúpula determina en el suelo un espacio circular, rehundido y algo irregular, que conserva restos del opus signinum que lo cubría, así como el reborde curvo propio de las instalaciones hidráulicas romanas. La cámara cupuliforme comunica con el patio exterior por tres huecos. En el centro, una puerta o ventana enmarcada en su parte inferior por un sillar independiente; otro hueco similar queda inmediatamente a la izquierda del que entra en la cámara por el pasillo de acceso, hueco que se debe a un derrumbamiento parcial en la roca por un punto donde los trabajos de excavación de la estancia cupular casi llegaron a taladrar la roca. El tercer hueco es un ventanuco abierto en la zona de engrosamiento comprendida entre los huecos anteriores. Quizás fue obra de quienes ocuparon el lugar en la Edad Media, ocupación que parece probada por los resultados de la excavación. En el borde exterior de la ventana quedan los agujeros que se practicaron para la instalación de una reja. Al fondo de la gran antecámara, en el lado izquierdo del espacio trapezoidal del centro, se halla la minúscula cámara funeraria —1,20 m. de lado—, con banco y sin nichos, en cuyo interior, como ya indicamos, no aparecieron urnas, ajuares, ni cosa alguna destacable. El piso alto de la tumba plantea numerosos problemas debido a su mal estado de conservación. A él se accede desde el patio por una escalera, situada a la izquierda del que entra en la tumba, que, como puede deducirse de las fotografías tomadas del monumento durante la excavación, fue construida posteriormente, sin que podamos determinar a ciencia cierta dónde estaba la entrada real y originaria. Dado que no interesa aquí entrar en la discusión de los problemas, difícilmente resolubles, que plantea esta planta alta, se impone reducir cuanto de ella podemos decir ahora. En conjunto se reduce a cuatro amplias terrazas a cielo abierto, pavimentadas, al menos en parte, con opum spicatum; las de los lados este y sur conducían las aguas pluviales hacia un profundo pozo abierto en la primera. Parece seguro que el pórtico del patio no tuvo un segundo orden superpuesto de columnas; sobre las del piso bajo debía montar un tejado a dos vertientes, que llevaba las aguas pluviales al interior del patio o hacia las terrazas del piso alto.






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