sábado, 7 de marzo de 2015

LA TUMBA DE SERVILIA DE LA NECROPOLIS ROMANA DE CARMONA ( 2 PARTE )

Los constructores de los monumentos de la necrópolis se mueven, en consecuencia con lo dicho, en un ambiente fuertemente influido por la cultura cartaginesa, cuya impronta en Carmona, como en todo el sector meridional de la Península, es factor decisivo en la fijación de los rasgos culturales de dicha región en el mundo antiguo. En este ambiente donde lo local viene, en buena medida, determinado por la impronta de lo púnico, aparece la Tumba de Servilia como un fenómeno claramente aislado de su contexto morfológico. Se muestra como la materialización de una corriente social y cultural que se aparta intencionadamente de los lugares comunes de su contorno para abrazar una forma de hacer de marcado carácter elitista, como símbolo de despegue o diferenciación social. Sus enormes dimensiones superan con mucho a las demás tumbas de la necrópolis, y, lo que es más importante, su planteamiento arquitectónico abandona el esquema tradicional de raigambre púnica y sigue los cauces de las grandes construcciones helenísticas, según se verá a continuación. Hay que añadir el hecho, no menos significativo de cuanto venimos diciendo, de que es ésta la única tumba de la necrópolis que ha proporcionado esculturas marmóreas de corte clásico, objetos propios de gentes pertenecientes a un nivel social, cultural y económico superior; en las otras tumbas, las manifestaciones escultóricas son obras rústicas talladas en la frágil piedra de los mismos Alcores de Carmona . Entre los pocos rasgos que la Tumba de Servilia mantiene de común con las otras cabría destacar su carácter supestre y el estar trabajada con una técnica escasamente depurada, quizás porque, como es lógico suponer, quienes la labraron, aunque dirigidos esta vez por gentes de gustos distintos, debieron ser mayoritariamente los mismos operarios que trabajaron en la construcción de los otros monumentos funerarios. La tumba, situada en el llamado «Campo de las Canteras», reproduce los elementos propios de un lujosa mansión . El núcleo de la construcción es un gran patio rectangular porticado de trazado algo irregular, de 24 por 17,60 metros; en el centro hay un estanque de 2,95 por 1,75 metros, impermeabilizado con opus signinum, en cuyo interior fue construido con posterioridad otro menor.



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