lunes, 23 de marzo de 2015

LA TUMBA DE SERVILIA ( PARTE 3 )



Quedan los cimientos de las columnas del pórtico y, sobre ellos, basas y fustes más o menos incompletos, o, simplemente, sillares en posición vertical puestos en lugar de las columnas perdidas por los excavadores de la necrópolis. Las columnas, talladas por piezas en la piedra del Alcor, determinan un doble pórtico en el que son de menor tamaño las del orden interior; en el lado norte, en lugar del doble pórtico, hay una hilera de columnas y otra de semicolumnas adosadas a un muro tallado en la roca. Son precisamente las semicolumnas del muro, mejor conservadas, las que permiten determinar el carácter jónico de los capiteles. El muro mencionado delimita una galería hipogea que corre a lo largo del costado septentrional del patio; la cubierta, de sección de arco muy rebajado, está hundida casi en su totalidad. En la esquina oriental de la galería se encuentra la entrada a la tumba, un amplio acceso escalonado que fue parcialmente reformado por los antiguos propietarios de la necrópolis —Juan Fernández López y Jorge Bonsor— con tal de facilitar el acceso a la tumba desde el camino que ellos mismos trazaron al norte del monumento. A la derecha de la galería, en mitad del muro, se abre una amplia cámara cuadrangular cubierta con bóveda rebajada igual a la de aquélla. Tanto en la cámara como en la galería quedan vesti-gios de pilastras estriadas, de poco relieve, modeladas en estuco, que animaban sus amplios lienzos parietales. La galería comunica con el patio por tres puertas y cuatro ventanas; dos puertas, estrechas y desproporcionadamente altas, en los extremos del muro; la tercera, en el centro del mismo, es más amplia, escalonada y con pilastras adosadas a un lado y otro. Las ventanas, altas y estrechas, horadan la pared por los intercolumnios. La galería tenía, en suma, una estructura muy frágil, ya que el Alcor muestra por todas partes grietas y fallas, que, unidas a los numerosos vanos y a la escasa consistencia de la roca, provocaron su derrumbamiento. El monumento presenta, según norma habitual en los peristilos romanos, un eje transversal bien diferenciado ; en los extremos, 
dos compartimentos cuadrangulares: la cámara abierta en la galería abovedada y una estancia similar en correspondencia con ella que rompe la continuidad de la pared meridional del peristilo; entre ellos queda señalado por el ensanchamiento de los intercolumnios al doble de la distancia normal, el estanque y la puerta central del paramento que cierra la galería del lado norte.






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