TIERRA MADRE ( PARTE II )

Hace veinte millones de años dio comienzo el Mioceno, periodo en el que se produjo el plegamiento alpino y nacieron las formaciones de Sierra Morena y la Cordillera Bética.Entre ambas, existía un mar de aguas cálidas y poco profundas superpoblado de fauna bentónica, principalmente foraminíferos (pequeños organismos de una sola célula envuelta en una concha dura y porosa, a través de cuyos orificios el animal podía emitir su propio ectoplasma en forma de hilillos que le permitían desplazarse y envolver el alimento). Se arrastraban por el substrato, se alimentaban de microalgas y otras células, y al morir, su ectoplasma se disolvía abandonando la minúscula concha en el fondo. A lo largo de la evolución, aligerando sus carcasas y aprendiendo a moverse convenientemente con sus filamentos gelatinosos, consiguieron ganar las regiones flotantes del plancton donde llevaron una vida muy parecida a la de sus antepasados: emitir filamentos para desplazarse, atrapar el alimento con sus improvisados miembrecillos viscosos, comer, ser comidos. Una vez muertos, interrumpida su continua y rudimentaria tarea natatoria, hundíanse hasta tocar fondo, y allí su ectoplasma se disolvía, pero no así la pequeña concha. Este detritus calcáreo mezclado con los restos de moluscos bivalvos y briozoos (especie de gusanos, estos últimos, que se agrupan en colonias de aspecto musgoso tapizando las rocas del fondo marino), al sedimentarse por simple acción mecánica, dio lugar en el Plioceno inferior a la calcarenita, roca de calcita y cuarzo en la que también se encuentra óxido de hierro y fragmentos de fósiles entreverados, en tal cantidad a veces que constituyen conglomerados conocidos como lumaquelas. La calcarenita y otros materiales como margas, limos y arcillas originados en la Era Terciaria, forman la mayor parte del suelo de la margen izquierda del Valle del Guadalquivir y en particular de la zona en la que se sitúa Carmona.


      Por : Juán Fernández Lacomba y Antonio calvo Laula