Se llamaba chivata en las fincas del entorno de Carmona , a una especie de bastón o cayado , aproximadamente de un metro de longitud terminado en una porra que se endurecía a base de exponerlo al fuego , cogiendo así una gran dureza y usado por los campesinos para su defensa o para la caza.En la hacienda de la Plata Chica hace ya bastantes años , ocurrió un hecho real el cual es bastante divertido.
Allá por el mes de Septiembre en época de verdeo , los trabajadores tenían que empezar la faena en un trance de olivar y muy cerca de la hacienda se cruzaron con un grupo de pavos , que extraño mucho al manijero los pocos que quedaban , le faltaban más de la mitad, pensó que los restante estarían en el gallinero y no le dio más importancia.
El olivar era antiguo, pero entre ellos también crecían algunos garrotes con mucho esbarillo , a medio camino se tropezaron con una persona montada en un burro , el cual le pregunto al manijero que si habían visto una collera de perros que se la había perdido , el manijero le respondió que no y siguió su camino, pero al pasar cerca de un pequeño garrote sintió un ruido, apartando las varetas observo un saco que se movía, desatando el atadero que lo amarraba vio con estupor que dentro había seis jóvenes pavos , agarro la chivata con la mano derecha y sosteniendo el saco con la izquierda echó a correr hacia el hombre del burro que se encontraba a unos cien metros , le pego una voz para que se parase y agitando la chivata en forma de aspa de helicóptero le dijo: toma los perros que los he encontrado y te los voy a dar , el hombre del burro de un salto se bajó, y pegándole palos al asno corrió como alma que lleva el diablo hacia un arroyo cercano llamado Hacho , muy cerca de la finca de la Buzona , donde el manijero perdió el rastro del ladrón y de su caballería. El trabajo continuo a lo largo del curso del día entre mofas y risas. Cuando le comentaron el incidente al capataz este les dijo muy serio que porque no lo habían apresado , el manijero con risa socarrona dijo: no era una persona y un burro a mí me parecieron corriendo dos galgos.
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