Antiguamente en la mayoría de los gremios, el personal joven y novato era víctima de bromas mayoritariamente humorísticas, aunque hoy todavía persisten haciendo sentirse al sujeto ridiculizado y humillado. Hoy en día las bromas se han incrementado por la masificación de los medios de comunicación como: teléfonos móviles y sobre todo por la red, la cual esparce su contenido por el mundo.
Hace décadas en las haciendas y cortijos existía una figura llamado “El chiquichanca”, persona joven encargado de abastecer de todas las demandas que las cuadrillas necesitaban en su trabajo especialmente agua, y obedecer todas las órdenes del Capataz y manijero, era el sujeto ideal que por su novatez y juventud era la victima ideal para las bromas ideadas por trabajadores y trabajadoras.
Hoy quiero contaros una broma que era muy usual en aquellos entonces llamada el “ gazpacho,” en la recogida del algodón la mano de obra era mayoritariamente femenina, estas mujeres muy dadas cuando estaban en grupo a las chanzas o bromas escogían como presa a la persona más joven que casi siempre era “El Chiquichanca”, a la hora del almuerzo todas ellas comían en grupo apartadas de los hombres, pero sabían con chavear al chico más joven para que se uniera a su grupo, el chaval aceptaba gustosamente pues ya venía escaldado del personal masculino, a principio recelaba pero a base de días sin ocurrir nada se confiaba demasiado y esto era su perdición, cuando más distraído estaba una avalancha de mujeres se precipitaban sobre el dejándolo caer al suelo e inutilizándolo para desabrocharle el pantalón bajándoselo hasta la rodillas, dejando ver unos calzones blancos de muselina que le llegaban a medio muslo, sujeto al cuerpo por una tiranta que cosida en la parte de atrás de la cintura y rematada en su extremo por un ojal cruzaba toda la espalda pasando por un hombro para ser abrochada en un botón del calzón a la altura del ombligo, dejando ver una gran abertura que llegaba al nacimiento de los perniles así gran parte de su sexualidad quedaba al descubierto, pues bien lo primero que hacían estas mujeres era introducir por esta abertura dos o tres al mozadas (Palabra autóctona campesina) de tierra, que a continuación mojaban con agua del perrengue o cántaro culminando así la broma de gazpacho. Algunos “Chiquichancas” abandonaban el trabajo y no volvían mas, otros aguantaban el tiron cabizbajos y mohinos pero siempre alejados de la cuadrilla, pues la risitas socarronas de los hombres y los comentarios de las mujeres sobre la longuitud de cierta parte del cuerpo les avergonzaba de tal manera que ya no volvia a dirigirles la palabra a nadie.
La figura del “Chiquichanca” desapareció de los campos de Carmona diluido por el tiempo, igual que su burro tragado por la mecanización de la agricultura.
Articulo escrito por : El Alcaraván comí
Pues fíjate amigo alcaraván que hoy en día, los chiquichancas de los partidos políticos...¡hasta terminan colocados en la administración!
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