viernes, 12 de septiembre de 2014

LA VIRGEN DE GRACIA

El primer texto que pone fecha exacta a la aparición es, hoy por hoy, el siguiente:«/.../ la inestimable reliquia que ocultaron los antiguos godos de Carmona en la fuente santa donde estuvo el soberano bulto quinientos y setenta y cinco años, desde la general pérdida de España hasta los tiempos del rey don Sancho el bravo, en cuyos días apareció a un pastor /.../». Se trata de un párrafo del documento de 1649. Como la tradición historiográfica, que parte del anónimo y Arellano, admite, no sin reticencias, que la conquista musulmana de la ciudad se produjo en 715, mediante el cálculo más simple se puede fijar 1290 como la fecha de la invención. 
Puede establecerse, por tanto, que la afirmación de que la imagen de Nuestra Señora de Gracia se halló en 1290 es una invención ahora en el sentido pleno de la palabra gestada en algún momento de los veintiún años que median entre 1628 y 1649. Lo que, antes que despejar un problema, lo complica y lo hace mucho más atractivo. Ya no es sólo cosa de identificar un hecho que parece claro es nada más que un tópico literario, sino de explicar qué intenciones movieron a su reelaboración en el segundo cuarto del siglo XVII y a su magnificación a fines del XIX. 
Para explicar lo primero no faltan datos sugerentes, que pueden aprovecharse desde ahora mismo. La conocida polémica sobre la Inmaculada Concepción, que se desencadena en 1613; el resurgimiento del iluminismo sevillano, al menos en 1627; las violentas catástrofes que comienzan en 1648, que se relacionan con los más amplios y violentos motines de hambre que se recuerdan en Andalucía; o la pronunciada 
caída, entre 1611 y 1628, de la devoción a Nuestra Señora de Gracia y de los precios. Para adentrarse en la posterior recuperación, tal vez el camino más seguro sean los textos de Gómez Muñiz, un hombre que también se convierte en ariete contra la desamortización y las ideas innovadoras. 
Pero todo esto habrá que irlo decantando con paciencia. De momento, valga con dejar constancia de la interferencia cronológica, no sea que los menos avisados, creyendo celebrar un centenario de raíces medievales, terminen sumándose a una ceremonia de inspiración contrarreformista. 
José García Rodríguez 






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