domingo, 1 de junio de 2014

IGLESIA DE SANTA MARIA ( PARTE XI )


La parroquia de Santa María es un hermoso edificio gótico de planta rectangular, con cincuenta y cinco metros de longitud por treinta y uno de anchura. Domina en todo él la ojiva obtusa o rebajada, y pertenece, por tanto, á la arquitectura ojival en su tercer periodo. Consta de tres naves, con una puerta en cada una de ellas: puerta del Sol, al Mediodía; de la Lonja, al Poniente, y del Patio de los Naranjos, al Norte. La nave central se compone de seis bóvedas, sin incluir la del crucero, luciendo todas ellas dos ventanas, abiertas sobre la cornisa que corona las archivoltas. Las bóvedas de esta nave y las de las laterales están sostenidas por diez pilares aislados, de dos metros y cincuenta centímetros de espesor, y veinte pilares empotrados.

 Desde el altar mayor al coro el estilo es más florido y elegante que desde el coro á la puerta de Poniente, como se demuestra por los zócalos ó basamentos, pilares y bóvedas de la primera de dichas zonas. En efecto; los zócalos son más elevados y están decorados con molduras de forma prismática, ya se les mire de frente, ya de perfil, y siendo tantos los primeros, cuantos son los grupos de los segundos. las molduras á su vez tienen elevación distinta y salida variable, viniendo á resultar que los unos y las otras se compenetran á desiguales alturas y en diversos planos. Los pilares están divididos en dos porciones o compartimiento:, formados de molduras agrupadas con profusión, cilíndricas ó compuestas de dos arcos de círculo y un filete de forma aguda, unidas entre si por cabetos y escocias. En la primera zona estos filetes pasan á constituir las molduras de las archivabas de los arcos que comunican las naves entre si, y, prolongándose sin interrupción hasta la segunda división o compartimiento, se abren como las ramas de un árbol para dar origen á las molduras de los arcos y á las aristas de las bóvedas. Las tres bóvedas comprendidas desde el altar mayor al crucero y las tres laterales presentan el más bello y armónico conjunto, y producen la más agradable impresión al que por primera vez visita este templo. Las dichas cinco bóvedas tienen una altura de veintiún metros, y además de las molduras que decoran sus loros, arcos fajones, arcos formaletes y las aristas diagonales, existen otros nervios en distintas direcciones, y en la parte más alta, llamados tirantes, que se cruzan y entrecruzan, formando las más caprichosas combinaciones. Del punto de intersección de estos arcos penden llorones representando pasajes de la vida de la Virgen y de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. La bóveda del centro ó del crucero es la más notable de todas. De veintiocho metros de altura y planta cuadrada, está sostenida por cuatro archivoltas del mismo estilo, que nacen en la segunda zona de los pilares, ó sea donde empiezan las bóvedas antes descritas. En esta segunda zona se abren paso las molduras de los pilares para dar origen á una tercera, coronada de caprichosos capiteles, y desparramándose las molduras como en las bóvedas anteriores. De la intersección de la archivolta ojiva á los fajones de la arista hay un espacio de cinco metros en cada uno de los ángulos, adornado con tres elegantes ventanas, de las cuales dos son simuladas y sólo se abre la central, que ostenta preciosa tracería de piedra calada, cubiertos los vanos con vistosos cristales de colores. Esta bóveda reune grandiosidad y atrevimiento, y la constituyen multitud de aristas que forman los juegos más variados. En el centro, y dentro de un florón de setenta y cinco centimetros de diámetro, se ve esculpido en relieve el busto de la Asunción, titular de la iglesia. En derredor del medallón central, en distintos círculos concéntricos que resultan de la intersección de las aristas, hay hasta veintiocho llorones más, de cincuenta centimetros de diámetro los diez y seis primeros, y de treinta y cinco los doce restantes, conteniendo los unos los bustos de los doce Apóstoles y los escudos en relieve de la casa de Austria y de la villa de Carmona, juntamente con los del Pontífice romano y Arzobispo de entonces, y figurando en los otros ocho personajes bíblicos y cuatro cruces de Calatrava. En los cuatro frentes, y á los lados de cada una de las ventanas centrales, están en alto relieve, tamaño mayor del natural, y perfectamente trabajados y concluidos, los bustos de las ocho más grandes figuras del Viejo Testamento. 

     Por : D.Manuel Fernández y López

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