domingo, 3 de mayo de 2015

EL JARDIN DEL COTO DE LA PLATA ( 2 PARTE )




El Coto de la Plata,  forma parte del término de Carmona,  atravesado por la Vereda de Cantillana, aunque algunos lugareños se referían a ella como la Vereda del Coto de la Plata.  El Coto propiedad de la familia Lasso de La Vega como finca de recreo, descrita en mi anterior escrito (1ª Parte) 

El jardín o Parque como algunos le llamaban tenía su explicación  en  dos conceptos, pues para mi eran dos partes distintas, la primera que el jardín tenía un flora muy diferente a la del Parque y la segunda que aunque compartiendo el mismo terreno cercado,  el jardín contaba con  una ubicación privilegiada con respecto a la vivienda principal del caserío, me explico: La puerta lateral del señorío junto con los grandes ventanales daban directamente al jardín, los arriates a diferencia de los del parque estaban rodeados de unas molduras de arrayan en cuyo centro había plantados diferentes árboles que recibían el agua por su pie de una fuente construida en el centro del jardín. Esta fuente tenia diferentes salidas de agua que a base de unas pequeñas compuertas distribuían el agua canalizada por unos conductos construidos por ladrillos de cantos lo cual hacia muy relajante observar el discurrir del agua hacia las diferentes plantas. Las rosaledas eran impresionantes, tres magnolios en tiempos de floración dejaban esparcir el aroma de sus flores por todo el jardín, se decía que si se olía esta flor se marchitaba al contacto con el anhídrido carbónico exhalado por la persona. Tenía el jardín una segunda parte tapiada a cuya entrada un gran laurel daba paso a un recinto que antiguamente contenía algunas colmenas. Recuerdo que este recinto se habilito para contener a unas trescientas perdices griegas, se distribuyó en compartimientos separados por tela metálica y cubiertos por redes de pesca, las cuales se comentaba que habían sido adquirida en el puerto de Santa María, los comederos y bebederos estaban muy bien distribuidos,  había un compartimiento dedicado a las perdices enfermas, que se trataban con una  disolución de terramicina disuelta en el agua de los bebederos.  Un día a la hora del almuerzo el capataz observo que la puerta de entrada al recinto se había quedado abierta,  las perdices estaban esparcidas por todo el parque y jardín,  lo que ocasionó un gran revuelo entre los trabajadores de la finca, que comentaron capturarlas a mano, pero el capataz hombre sabio y bien formado prohibió su captura, comentando: que nadie las molestase que ellas solas a acudirían a su dormidero al atardecer, resultando ser cierto el vaticinio de este hombre. La perdiz griega presenta un collar muy marcado de color negro y criada en cautividad son muy mansas.
Sobre la flora del jardín se podía observar dos palmeras datileras de gran altura, una de ella fue abatida por el viento, destrozando en su caída parte del emparrado y uno de los bancos de cemento que separaban el jardín del parque, también había algunos naranjos mandarinos, los rosales injertados en “escudete” acompañaban a dos ciruelos y un cerezo, dando vista por un gran ventanal enrejado terminado en punta de lanza abierto en el muro, desde allí se divisaba el pajar de “pacas” y el camino acomodado como pista de aterrizaje, las avionetas la utilizaban para el tratamiento de las tierras de sembradío.
En el próximo escrito describiré de la forma que recuerdo el Parque.
                                                                                              

    Articulo escrito por : El alcaraván comí




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