lunes, 18 de febrero de 2013

¿Sabias que? II parte.

... en el año 1769, entre los restos del Alcazar de la Puerta de Marchena y posiblemente perteneciente a la Necrópolis, fue hallada una lápida sepulcral del siglo I, en caracteres griegos, que rezaba así: «Memoria consagrada a los Dioses Manes. Filometor, natural de Tarso, hijo de Athenodoro, estoico cananitano, viajando por su pasión filosófica murió bajo el Consulado de Craso y Pisón. Su alma tiene asiento entre los inmortales. Su cuerpo está enterrado en este lucillo. Vivió cuarenta años, meses ocho y días cuatro. Séale la tierra ligera.» ... en el ario 1873, unos jornaleros que trabajaban en la finca «El Aventurado» encontraron un ídolo de plata de cuatro pulgadas de altura, que cubría su cabeza con una especie de casco; en la mano, un tridente o lanza; y, sobre su pedestal, una leyenda escrita en caracteres fenicios o púnicos. ... el 27 de Agosto de 1891, un peón albañil apodado «El Jarana», abriendo unos cimientos cerca del caserío del cortijo «La Capilla», y a 25 cm. de profundidad, el azadón toparía con una vasija de barro que contenía 904 monedas de oro de las llamadas «trientes» o tercios de sueldo, acuñados en España durante la dominación visigoda. ... en 1869, al abrir un pozo en la antigua plaza del «Príncipe de Vergara» -hoy, Glorieta del Paseo, útil para regar los naranjos plantados en ella, entre la parte superior del paseo y la llamada calle «de Enmedio», nada más horadado el alcor, apareció una fuente romana, en cuyo fondo se encontraron multitud de fragmentos de estatuas de mármol, pero tan incompletos que se hizo imposible integrarlos: cinco cabezas, cuatro de mujer y una de hombre; una lucerna ornamentada con figuras eróticas en la tapa, y un pequeño ara de jaspe blanco, adornado uno de sus frentes con elegante moldura. Dicho ara, de seis pulgadas de alto por ocho de ancho, presentaba grabada la siguiente inscripción: «Marco Julio Grato a las Madres Aveanias». La fuente se encontraba perfectamente estructurada. El depósito de agua, labrado en el alcor, presentaba un antepecho o barandal de piedra; se accedía a él por medio de una escalera ancha, cuya puerta de entrada se encontró muy cerca de la calle llamada «Tinajería».

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